A partir del trabajo organizativo de Juan Manuel González, integrante del equipo docente del Nivel Secundario IMVA, estudiantes de cuarto año asistieron a un taller virtual que exploró la mente y sus funciones junto a científicos del país. Desde el C3 (Centro Cultural de la Ciencia) se brindó este encuentro al cual asistieron más de 60 jóvenes de nuestra comunidad educativa.
El Centro Cultural de la Ciencia (C3) es un espacio del Polo Científico Tecnológico del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. Inaugurado en el 2015 en la ciudad de Buenos Aires como museo interactivo, el C3 cuenta con un laboratorio interdisciplinario que permite la exploración de la cultura científica.
Sin lugar a dudas, la experimentación forma parte de esta estimulante propuesta a la que asistieron de manera virtual los y las estudiantes del Instituto Milenio Villa Allende (IMVA). Chicos y chicas de cuarto año del Nivel Secundario IMVA tuvieron la oportunidad de dialogar con científicos, experimentar y vivenciar la percepción social de la ciencia.
Desde la institución, el docente Juan Manuel González organizó y acercó la propuesta científica a los y las estudiantes. En este sentido, el docente apuntó: “C3 es el primer centro cultural público y gratuito, nacional, creado para comunicar ciencia y tecnología, fortaleciendo así la divulgación científica. Tuvimos tres días de trabajo con una coordinadora y científicos de distintas áreas de la ciencia, entre ellos un biólogo, un químico y un ingeniero en sonido. Ellos nos acompañaron y nos presentaron las diferentes actividades del taller”.
Gonzalez señaló que la propuesta se desarrolló de manera virtual y cada cuarto año participó con su respectiva burbuja en un encuentro que duró más de lo estimado (una hora que se extendió a una hora treinta) a causa del profundo interés de parte de los jóvenes.
“Fuímos alrededor de 60 participantes fomando parte del taller”, señaló y destacó el comportamiento e interés de los jóvenes en la propuesta educativa y científica. “El objetivo de esta visita virtual fue entender cómo nuestro cerebro percibe el mundo que nos rodea, a través de divertidas experiencias sensoriales.”, detalló.
A través de una videollamada donde participaron las y los estudiantes, científicos guías explicaron aspectos del cerebro, sus diversas funciones y cómo responde a diferentes estímulos (imágenes y sonidos). También explicaron cómo utilizando estímulos específicos se puede “engañar” al cerebro.
«Este taller se enmarcó en el espacio curricular de Biología, abordando la temática Sistema Nervioso. Con las diferentes actividades propuestas se intentó que las y los jóvenes conozcan un poco más sobre cómo funciona nuestro cerebro, entender, que nuestra percepción de la realidad puede ser diferente a la de mi compañero o compañera y que frente a determinados estímulos podemos engañar a nuestro cerebro, por ejemplo, generando un efecto óptico que simula dar movimiento a imágenes cuando estás no lo tienen», agregó González.
Sobre las actividades realizadas se destacó: «Los guías nos hicieron escuchar distintos sonidos y nos hicieron ver cómo abriendo y cerrando los ojos podíamos escuchar diferentes cosas. En otra de las actividades nos mostraron diversas imágenes y dibujos, y a partir de ello nos explicaron cómo el cerebro percibe el movimiento, como el ojo forma las imágenes y las diferentes reacciones del cerebro frente a un mismo estímulo visual, entre otras experimentaciones que nos propusieron».
Por último, cabe destacar que el taller de percepción es un espacio virtual pensado como lugar de asombro, posibilidades y preguntas. Sus propuestas se orientan a la conversación y descubrimiento de la ciencia en la vida cotidiana.
«Considero que fue sumamente enriquecedor, sumado a que las y los estudiantes de nuestra institución tuvieron un comportamiento excelente, participaban, preguntaban, respondían, demostrando gran interés. Además, conocimos, charlamos y compartimos con jóvenes científicos y científicas de nuestro país, lo que ayudo a sacar cualquier estereotipo que puede haber existido sobre los trabajadores de la ciencia, la errónea idea que los científicos son hombres viejos de guardapolvo blanco. Lo que quedó totalmente desmitificado», concluyó González.