- Por Clara Angeletti.
A través de “Las escaleras de Luli”, la producción aborda diferentes temáticas como la salud mental, la familia y los valores. La obra finalizó su rodaje recientemente y se espera un tráiler en los próximos meses.
“Las escaleras de Luli” presenta la historia de una niña que, producto de una extraña enfermedad, empieza a tener sueños recurrentes que la atormentan. En este marco, su familia preocupada por su salud decide hospedarla en una clínica permanente.
Así, Luli, ya sin poder comprender en qué tiempo y espacio transcurren sus días, huye a sus cuentos infantiles favoritos. Allí, finalmente decide enfrentar sus miedos más profundos y despertar en un presente rodeada de afecto.
Cristian Salas, director de Audiovisuales Milenio contó sobre el origen del proyecto: “Luego de Sangre de Fierro, realizada en 2019, la pandemia nos cortó un envión importante que veníamos teniendo con el formato ficcional. Por lo cual durante dos años estuvimos realizando una serie de documentales que no implican tanto despliegue de producción.“
Y siguió: “Ya en el inicio del 2022 empezamos a trabajar una idea que luego se convirtió en un guión de largometraje; muy ambicioso sobre todo porque incursiona en el género del realismo mágico. De esta manera, en marzo del año pasado se inició la pre producción de “Las escaleras de Luli”, con desgloses, búsqueda de locaciones, -las cuales fueron 32 aproximadamente en toda la provincia-, personajes, vestuario, utilería, entre otros aspectos”.
En tanto, sobre el objetivo principal indicó que “es dar un mensaje para reflexionar sobre distintas tópicos”, como la salud mental, la familia, los valores, la importancia de vivir momentos de calidad y de explorar el por qué y para qué estamos en este mundo.
Film superador
El consciente cotidiano, los recuerdos, los sueños y los mundos construidos con nuestra imaginación son algunos de los escenarios que tienen lugar en el guión, constituyendo una trama “compleja” –en palabras de Salas- que trasciende cualquier propuesta previa.
A su vez, esta iniciativa requirió de un gran despliegue técnico importante sin precedentes, tanto en lo humano como en equipamiento. “Se necesitó mucha logística por la cantidad de locaciones y la cantidad de personajes, ambientación de época en vestuario y utilería”, reveló el director.
Asimismo, celebró el debut con una cámara de cine, ampliando: “Es la primera vez que grabamos con una de esas, por lo cual la cuestión técnica debía estar acorde a este salto de calidad en todos los sentidos”. De esta forma, se desarrollaron 40 jornadas de grabación, a lo largo de los meses de mayo, junio, julio, agosto y parte de septiembre.
Las mismas se realizaron entre 3 y 4 días a la semana y contaron con la participación delante de cámara de aproximadamente 300 personas de nuestra comunidad educativa (IENM e IMVA) como abuelos, padres, niños. A su vez, detrás de cámara y en producción formaron parte otras 100 personas.




Por su parte, las locaciones de grabación se extendieron en el corredor de Sierras Chicas, pasando por Villa Allende, Mendiolaza, Unquillo, Río Ceballos y también llegaron a La Falda, Santa María de Punilla, Potrero de Garay, Mar Chiquita, Camino del Cuadrado y centro de la ciudad de Córdoba.
Ahora, terminada la etapa de rodaje, queda la posproducción, que “consiste en el montaje de las escenas, el doblaje de algunas secuencias, el tratamiento del color, el sonido, la construcción de la música y la gráfica final, lo cual calculamos nos llevará 10 meses como mínimo” –explicó Salas-.
Y cerró: “Ha sido una apuesta muy grande; casi imposible de hacer. Pero como siempre, con la colaboración de toda la comunidad educativa, estos imposibles se convierten en hechos superados, en montañas escaladas, donde todos fuimos felices en esta hermosa tarea de contar historias que es el cine”.

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