El pasado hecho novela

Luis Carranza Torres se reconoce a sí mismo como hijo del best seller norteamericano. Autor de ocho novelas, pasó por la Feria del Libro del Instituto Milenio Villa Allende para brindar algunos detalles de su vida como escritor y abogado.


Luis Carranza Torres es cordobés de toda la vida, abogado egresado de la UNC y Doctor en Ciencias Jurídicas por la Pontificia Universidad Católica Argentina de Buenos Aires. Sus intereses y pasiones se extienden en un amplio abanico que va desde las leyes o la historia hasta el Club Atlético Belgrano. Pero, sin lugar a dudas, su verdadera vocación es la escritura.

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Los libros marcaron su vida desde aquel primer “Robin Hood” que le regaló su madre, obra que le abrió las puertas de un universo que lo cautivó para siempre. Publicó su primera novela, “Yo, Luis de Tejeda” en 1996 y desde entonces no paró de escribir. Le siguieron “La sombra del caudillo” (2001), “Los laureles del olvido” (2009), “Secretos en Juicio” (2013), “Palabras Silenciadas” (2015), “Hijos de la Tormenta”, “El Juego de las Dudas” (2016) y, su trabajo más reciente, “Mujeres de Invierno”, publicada el año pasado.

En 2001, recibió la mención especial del premio Joven Jurista, otorgada por la Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba y en 2004, el premio “Diez jóvenes sobresalientes del año”, por la Bolsa de Comercio de Córdoba. En 2009, ganó el primer premio en el 1º Concurso de Literatura de Aventuras “Historia de España”, en Cádiz. En 2015, ganó la II Edición del Premio Leer y Leer en el rubro novela policial/thriller/suspenso en Buenos Aires.

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Invitado habitual de la Feria del Libro del IMVA, Carranza Torres confesó que siente un agrado particular por este evento.

“Me encanta venir a la feria porque los chicos son un público desafiante, pero auténtico y simple. Ellos no fingen nada y eso me parece fabuloso en una sociedad de tanta hipocresía y máscaras”

¿De dónde surgen las temáticas de tus libros?

Surgen en los momentos menos pensados, en los lugares menos pensados y por cuestiones muy raras. Por ejemplo, con “Secretos en Juicio” estábamos un día comiendo en el estudio con mi socia y ella contó que tenía que ir a rendir a la facultad. Habíamos sidos contemporáneos en la misma facultad pero nunca habíamos compartido una materia. De a poco comencé a pensar en el personaje: abogada, a lo mejor con un tío o alguien adulto que la haya guiado en la carrera y que tenga un estudio. Y así se me fue ocurriendo la historia.

De todos modos, contás con temáticas muy diversas en tus novelas.

Sí, no me gusta escribir siempre de lo mismo. Todo autor tiene sus prevenciones, temores y puntos donde se cuida, así como aquel que es propenso a enfermarse y revisa la temperatura antes de salir y se abriga. Como autor me cuido mucho de no repetir y es fabuloso porque hay muchas temas para escribir. Si hay una cosa que no me gusta es el encasillamiento, terminar haciendo lo mismo, no me gusta, por eso voy rotando.

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Tus últimas novelas abordan temas históricos, ¿te parece una buena forma de acercar ese gran tabú que es la historia como materia escolar a los más jóvenes?

Sí, totalmente, te acerca muchísimo. Y ahora más que nunca para mí, porque escribir te obliga a informarte mucho. No me gusta tanto narrar sobre los grandes eventos de la historia, sino el trasfondo o la “petite historie”, como dicen los franceses, “la pequeña historia”. A mí no me copa tanto cómo San Martín cruzó Los Andes, sino los detalles: cómo se vestían, qué comían, las expresiones o actividades que tenían, como una película.

“Soy hijo del best seller estadounidense, es lo que leí de joven y lo que más tarde me formó como escritor. Eso me lleva a escribir de la manera más visual posible, reuniendo los cinco sentidos. Es decir, trato de que la gente lo lea, lo palpe, lo huela, lo oiga, lo sienta. No siempre se consigue ese efecto, es muy difícil, pero trato”

Sabemos que de chico no te gustaba la historia, ¿cómo te enganchaste?

Cuando vi que la historia no era algo tan lejano en mi vida como parecía. Después me nació el criterio pragmático, cuando dicen que la historia es maestra de vida, frase de veinte siglos, de algún modo es cierto. Yo tuve que salir a pelearla de joven y en algunos lados era demasiado joven. Me di cuenta que la historia me daba pautas para moverme en la vida frente a determinadas situaciones. La lectura también te brinda estas oportunidades.

 

 

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