Desde la escuela brasileña Sinodal de São Leopoldo llegaron seis estudiantes para vivir una experiencia de intercambio escolar y también de vida en la Fundación Josefina Valli de Risso. A su vez, los estudiantes los recibieron con emoción en el aeropuerto y ya comenzaron a integrarlos a la vida cotidiana de Sierras Chicas.
Desde las tierras de Brasil, tierras de la samba, la capoeira, los carnavales y también de esas playas bañadas de vitalidad, llegaron seis estudiantes a Sierras Chicas. Un cambio rotundo, para estos jóvenes que arribaron a suelo cordobés con el objetivo de vivir una experiencia de intercambio escolar en el Instituto Milenio Villa Allende y el Instituto Educativo Nuevo Milenio.
Acompañados por la docente Angelita Dal Piva y destinados a hospedarse en los hogares de las familias que forman parte de la comunidad educativa de la Fundación Josefina Valli de Risso, los estudiantes de Brasil optaron por vivir una experiencia escolar en la región, pero también una experiencia de vida. Un detalle no menor, es que vienen de la escuela Sinodal, São Leopoldo, de Rio Grande do Sul, donde se enseña castellano dos veces a la semana.

El traslado no fue fácil, los malestares del clima, como la neblina en exceso, demoraron algunas precisiones del viaje pero llegaron al Aeropuerto sin mayores inconvenientes. De ahí, los nervios se hicieron latentes, había llegado el momento de ir a un nuevo hogar, conocer nuevas caras, ser un nuevo hermano, un hijo o un amigo.
Apenas llegados, fueron sorprendidos por una cálida recepción por parte de las estudiantes del Milenio que pronto viajarán al país vecino. Posaron para las fotos de bienvenida, desplegaron bandera y organizaron los últimos detalles para que cada uno se hospede en un hogar de familia, previamente evaluado y aprobado. Así dieron por iniciada la experiencia.
Desde la mirada docente
El proyecto comienza cuando las escuelas de los distintos países se ponen en contacto y definen, paso a paso, cómo hacer un intercambio que habilite la integración y el conocimiento de nuevas culturas, costumbres, los modos ajenos de ser de las familias y de vivir el día a día. Para los estudiantes, lanzarse a lo desconocido y aprender a comunicarse es emocionante.
“A partir de los perfiles de todos, tanto argentinos cómo brasileños, se eligen las parejas de hermanos teniendo en cuenta gustos y afinidades para facilitar el vínculo”, indicó Marina Zohil, profesora de portugués que se encuentra a cargo de este proyecto y agregó: “La riqueza de este intercambio es la convivencia con las familias. Poder acompañar la rutina de su hermano/a brasilero/a y su familia y adaptarse a nuevos horarios, comidas, a otra escuela”.

Por su parte, Angelita Da Pilva sostuvo: “Hay todo un interés en conocer el idioma y manejarlo, es lo que ellos aprenden en el colegio de su país donde tienen dos horas semanales de castellano en el ciclo de especialidad. Lo primero es que desarrollen el idioma, pero en un proyecto de intercambio como éste donde van a casas de familias, se integran y forman parte de ella, el intercambio va mucho más allá de aprender un idioma”
“Traspasar límites geográficos también implica trasponer sus propios límites, sus fronteras por timidez, por prejuicios en relación a otra cultura, por ir a otro lugar, o cómo portarse, cómo varían los valores y las familias”, señaló Da Pilva y agregó: “Compartir va más allá del idioma. Superar estas fronteras nos aproximan, son un poco nuestras ya, no es más la del otro”.

Los límites se superan y lo desconocido todo lo modifica, y también las emociones juegan un rol importante en el viaje. “Se potencian ciertas cosas, hay chicos del intercambio que originariamente en Brasil son más callados y acá viven otra cosa, están bien, hablan, se ríen. Otros, en Brasil se los ve bien y acá todo cambia. A lo mejor esto implica mirar su vida desde lejos. Muchos vienen a esta experiencia y se transforman, se liberan”, finalizó Angelita
Alojar, integrar y conocer
“La idea es hacer un intercambio cultural con los estudiantes de Brasil. Llegaron el jueves al aeropuerto de Córdoba y cada uno fue con su respectivo hermano de intercambio, así es como le decimos. Seis de nosotras alojamos y otras seis quedan sin compañero, pero allá las reciben otros estudiantes del mismo colegio en Brasil”, especificaron las estudiantes del Instituto Educativo Nuevo Milenio, Agostina Budrovich y Valentina Solís.

Ellas, junto a otras diez compañeras forman parte de este proyecto de intercambios. Aunque ahora estén alojando a los estudiantes se sienten emocionadas por todo, desde incluirlos en sus vidas, hasta las expectativas por su viaje. “En septiembre vamos para allá. Un mes antes vamos a tener una preparación más fuerte en relación al idioma con clases de portugués. Ahora hacemos paseos y todo lo necesario para que ellos conozcan Córdoba”, indicaron.
Ya hace un año que los alumnos de Brasil cuentan con la materia escolar de castellano, por ende, es más sencillo para ellos comunicarse. “Su sistema educativo es distinto, nuestro cuarto año es como un quinto de ellos. Viviendo con los chicos aprendemos mucho más porque podemos preguntarles palabras específicas y vamos bien, a pesar de que es nuestro primer año en idioma”, dijo Carlina Scocco, alumna del IMVA.
Por su parte, las alumnas compartieron unos tips a tener en cuenta: “Adaptarse, porque a pesar de que es un país vecino tienen sus particularidades y hay que estar atentos a ellos, a sus espacios y costumbres”. Y también, como indicó Francesca Lagrotteria alumna del IMVA: “Ser uno mismo, que tu vida se relacione con ellos, no cambiar tus tiempos, ellos deben estar acá y relacionarse, hacer cosas cotidianas, hacerle conocer lugares, comidas, formas de amistad”.
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