En una serie de encuentros realizados en diversos colegios de la región, los ex jugadores de fútbol, Pablo “Cholo” Guiñazú y Luis Fabían Artime, más conocido como Luifa, llegaron al Instituto Milenio Villa Allende y brindaron una charla en el Teatro Roberto Risso. ¿El objetivo? Dejar un mensaje de esfuerzo y compromiso a las generaciones futuras, sin perseverancia no hay premio.
“Buscamos brindarles a los chicos, a través de una charla, algún signo de esperanza, desde contarles lo que fuimos como jugadores, hasta cómo llegamos a hacer lo que hicimos en el fútbol. Tengo más años que el Cholo, pero considero que ambos llegamos a donde estamos por lo mismo, por el esfuerzo, el respeto y el sacrificio, y por no claudicar”, indicó Luifa Artime en un diálogo con El Milenio y los estudiantes, en una fórmula para la vida.

De a poco llegan los últimos días de clases previos al receso invernal y el frío no es excusa, menos para estos profesionales de uno de los deportes más amados y practicados por los argentinos: el fútbol.
El Cholo Guiñazú es considerado un ídolo en el club Talleres ya que anotó el gol con el que derrotaron a All Boys y ascendieron a Primera División allá por el año 2017. También, jugó en otros equipos como Independiente, Newell´s, Vasco de Gama, entre otros, pero se destacó por su participación en la Selección Nacional donde jugó 16 partidos internacionales. Toda una historia lo precede, asimismo al Luifa Artime.
La historia de Artime pasa por el reconocido club de Belgrano donde hizo historia. Jugó más de 300 partidos, realizó más de noventa goles, fue capitán del equipo y se convirtió en el máximo referente del fútbol en Córdoba, tanto que su nombre figura como parte del estadio olímpico de la provincia.



¿La perseverancia le gana al talento? preguntaron los estudiantes intrigados por los logros de dos de los jugadores más reconocidos en la historia futbolera.
“Somos personas que pasamos los cuarenta años y ya tenemos experiencias vividas. Creo que lo que decimos nosotros tiene fundamentos en esas experiencias. Soy una de esas personas que sostiene que todos nacemos con un talento, pero si eso no es aferrado al esfuerzo por la superación y la perseverancia no se llega a absolutamente a nada”, respondió el Cholo Guiñazú en un guiño a los chicos.
“Hay grupos deportivos que lo demuestran a diario, inclusive pueden tener al mejor jugador, pero si no hay compromiso, los objetivos no se alcanzan”, dijo el Cholo y lo que Luifa ejemplificó: “Supe ser un gran cabeceador, ese era mi talento, entonces siempre buscaba que los centros me los tiraran por arriba y lo otro debía mejorarlo. Y realmente tuve que hacerlo. Talento tenemos todos, pero depende cómo se aplica”.



El deporte agarra el corazón y no lo suelta más, reflexionaron los estudiantes del IMVA. A veces, el deporte se convierte en pasión y eso es lo que moviliza a cada ser humano en la vida. “Cuando deje el fútbol sentí que mi cuerpo ya no generaba una ‘sustancia’, algunos dicen que es la falta de adrenalina. Jugaba toda la semana, pero los domingos era distinto y estábamos toda la semana con un cosquilleo en la panza que cuando dejé el fútbol lo extrañé mucho, no es fácil”, recordó Luifa.
Para cerrar, los jugadores hicieron un guiño especial a todas esas familias que acompañan incondicionalmente a los jóvenes en sus proyectos, recordaron que sin la familia las cosas a lo mejor nunca hubieran resultado, son necesarias, una base. “Capaz que ni llegaba. Siempre pusieron el hombro, incluso cuando uno pierde y tener a tu viejo que te dice ¡Vamos que hay que seguir! es invaluable”, cerró Cholo.
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