Ana Calvo, encargada de la Biblioteca , junto a la docente en Química y Física Eugenia LongHena, realizaron una jornada especial con los estudiantes del Nivel Secundario. Cada uno aportó un mechón de pelo para realizar pelucas destinadas a personas con cáncer. Semejante actividad movilizó a todos y algunos dejaron su marca, como Sol que donó absolutamente todo su pelo a la causa.
Es la primera vez que el IMVA organiza una jornada especial para cortar mechones de pelo. ¿El objetivo de esta extraña propuesta? reunir cabello natural para armar pelucas que serán donadas a 317 Pelucas Solidarias, una organización de ayuda social para niños, niñas y adultos con cáncer en Buenos Aires.
Aunque al inicio sólo quince alumnos se aventuraron a cortarse el pelo, con el correr de la mañana el ímpetu se fue contagiando. La actividad comenzó a las nueve y contó con una participación in crescendo, la mayoría de los alumnos se hicieron presentes en la Biblioteca para donar un mechón de su pelo. Una de las grandes figuras que movilizó al colegio fue María Sol Martinez Dalke de cuarto año “B”. Su acción fue emocionante y atrevida, donó todo su pelo sin dudarlo.



“Al principio quería sacarme sólo un mechón, pero la verdad que una mecha es muy poco, así que decidí raparme. Mi mamá de entrada me dijo que no, pero después, cuando le expliqué porqué quería hacerlo me dejó. Le expliqué que si yo tuviera una hija con cáncer me gustaría que me donen pelo o que se haga esta campaña y que de todos modos lo haría. Entiendo que en un par de meses el pelo crece de vuelta”, indicó entusiasmada Sol al IMVA.
Donar pelo no es fácil pero raparlo menos. Sol se llevó los aplausos de todos sus compañeros y un gorrito de lana para cerrar la mañana



“Te van a mirar raro o te van a decir cosas, pero no me importa porque si lo pienso bien, voy a ayudar a otras personas”. María Sol
Mientras tanto, los cortes de pelo, ya sea en mechas o carre o rapado, requerían de profesionalidad. Invitada por Ana Calvo, Marcela Zurek asistió a más de treinta jóvenes que se sumaron a la actividad. Con diecinueve años de experiencia Zurek agradeció la invitación, entiende que no es fácil donar cabello porque forma parte de cada uno, según le indicó al IMVA. Los requisitos eran mínimos, contar con autorización, elegir un mechón de pelo o bien un cambio de look y esperar el turno.
Zurek es dueña de una peluquería ubicada en la entrada al Cerro de las Rosas, Índigo es el nombre de su espacio y de allí mismo trajo sus elementos de trabajo.”Apenas me propusieron esta causa para los niños con cáncer, ni lo pensé. Y ni consideré cuántas eran las chicas, nada, es por una causa realmente justa y me encanta hacer este trabajo y ayudar”, sostuvo Zurek, la ama de las tijeras que colaboró con la donación.
A modo de souvenir, por la colaboración realizada, los chicos se llevaron un shampoo o una crema para el pelo. “El pelo es muy preciado, en especial para las chicas, pero siempre vuelve a crecer y a cambio, ayudan a esos niños que realmente lo necesitan”, expresó Zurek mientras seleccionaba nuevos mechones.
Por su parte, Ana Calvo, encargada de la Biblioteca y organizadora de esta jornada de pelos solidarios informó que el cabello reunido sería enviado a Buenos Aires por correo. A ello, se le va a sumar los gorritos de lana elaborados por el taller de Tejido Solidario realizado durante el año en la misma biblioteca.
“Es fundamental que los chicos tomen conciencia de la importancia de llegarle al corazón a las otras personas y que no sea un simple gesto de hacerlo porque sí, sino que tomen conciencia de que ellos están al borde de la muerte y a algunos no les va a volver a crecer el pelo durante un tiempo”, sostuvo Ana Calvo.
Para comentar debe estar registrado.