La docente Romina Taborda del Nivel Primario del IMVA, puso en practica un proyecto que fomenta la memoria para los niños de segundo grado. La edad promedio, seis años, es fundamental en el ejercicio del recuerdo donde los olores y las imágenes juegan un rol primordial. Para lograr mayores resultados, la secuencia didáctica se realizó con padres y madres que participaron con diferentes objetos que forman parte de sus recuerdos.
Armar una línea de tiempo de seis años no fue fácil pero fue importante para los estudiantes y también para sus familias que participaron del proceso de recordar y no olvidar. Resulta que hasta los seis años de edad los niños amplían su capacidad de atención selectiva, logrando desarrollar la concentración en las tareas que realizan. En esta etapa los recuerdos son importantes, por ello la secuencia didáctica “¡Cuánto han crecido!” se llevó a cabo con la participación de padres y madres.




“Es una edad donde se empiezan a afianzar los recuerdos, de ahí su importancia”, indicó la docente Taborda en diálogo con el IMVA. Es una etapa fundamental, pues deben ser estimulados y ejercitar su mente, porque la memoria es algo que acompaña al niño desde el momento en el que nace. La misma se desarrolla a lo largo de la vida y se convierte en un importante instrumento para diversas actividades de la vida.
En este sentido, los padres pueden contribuir a que esa capacidad se potencie al máximo y a que madure correctamente.En términos generales, los primeros recuerdos de la infancia se remontan a los tres años, la misma edad a la que se empieza a hablar.




También, son momentos donde desarrollan la atención y la capacidad de observación que si se estimula adecuadamente puede volverse una herramienta primordial de la mente, susceptible de perfeccionarse. Este proceso es primordial hasta los seis años de edad.
“La secuencia didáctica habla de cuánto han crecido, entonces para poder registrar el crecimiento y cómo su cuerpo fue cambiando iniciamos con una invitación para los padres y madres, que trajeron recuerdos como fotografías, ecografías, ropas, juguetes de cuando eran bebés, cualquier apego que ellos consideren que forma parte de su historia y que sea significativo para los chicos”, expresó la docente Romina Taborda, a cargo del proyecto.



“Lo importante es poder registrar en una línea de tiempo la vida que transcurrieron hasta ahora, por eso, cada papá o mamá debe participar. Este es el primer encuentro. Ejercitar la memoria sobre uno mismo y la posibilidad de registrar cada momento fue el objetivo primordial de este proyecto que fomenta la memoria y la reflexión sobre el crecimiento”, finalizó Taborda.
La memoria es lo que somos. Y que los chicos puedan compartir con los padres y las madres su propia historia es único y hermoso.
Romina Taborda. Nivel Primario – IMVA