Pantallas, un desafío de crianza

Fomentar espacios de encuentro como un modo de salida de la pantalla se vuelve necesario para el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales en edades tempranas y un desafío en la adolescencia. La Psicóloga Jesica Vega del Instituto Milenio Villa Allende indicó: “No considero a la tecnología como mala palabra, pero el encuentro no debe ser únicamente a través de las pantallas. Deben existir y fomentarse los momentos para compartir”

El uso de las nuevas tecnologías, como celulares, tablets, computadoras, ha planteado numerosos desafíos para los padres y madres en la crianza de los niños y niñas. Desde la mirada de Jesica Vega, Licenciada en Psicología (MP 5077) la utilización de pantallas trae varios beneficios a nivel cognitivo, pero es necesario mantener límites y no descuidar su uso, ya que los privilegios pueden convertirse en obstáculos de vida.

“Aunque se corrobore que el uso de las nuevas tecnologías tiene sus ventajas, debemos considerar que se reducen los espacios de encuentro. Pensar en lo digital en la adolescencia, es pensar en la subjetividad de ellos, no es posible separarlos,  son parte de su vida. Por un lado, por toda la información que encuentran, por otro, es un espacio de entretenimiento y, algo muy importante también, es un espacio de comunicación”, aseveró la especialista.

“Aunque no se manejen mucho cara a cara, ellos usan las tecnologías para comunicarse. Lo que se puede considerar es revisar el tiempo de uso, cómo lo permitimos, establecer franjas horarias, que no lo usen durante las comidas, pero también corroborar que mantengan actividades con otras personas, que lean, que salgan de la escuela, a encontrarse con sus pares, conocer otras realidades, es importante”, aconsejó Vega sobre los usos en los nativos digitales.

En cambio, durante las edades tempranas el contacto constante con las tecnologías puede resultar sumamente perjudicial. “Hay muchos niños que usan tecnologías desde edades muy tempranas, el celular se presenta  como un recurso de entretenimiento y eso retrasa las habilidades sociales, genera disminución en la atención, les cuesta pasar del juego céntrico a la interacción con otros, inclusive a considerarlos”, sostuvo Vega.

“En términos extremos, si los niños no juegan, no comparten espacios o momentos con otros, y ante el llanto o el aburrimiento se le entrega una pantalla, se están generando niños que no tienen la capacidad de frustrarse (…) no encuentran lo que les gusta, lo que los motiva. La emotividad se ve afectada, no reconocen qué les pasa, cómo se sienten”, finalizó la especialista en psicología.

A su vez, indicó que la edad más oportuna para permitir un uso más desarrollado de las nuevas tecnologías es al inicio de la adolescencia.  “Lo haría como una necesidad de favorecer la autonomía, ya que empiezan a moverse solos y a uno le da seguridad poder contactarse rápido. Y son las necesidades de ellos también, forma parte de sus actividades. Si tenemos un adolescente y no le permitimos acceder a la tecnología lo estamos aislando”, advirtió la licenciada.

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