¿Cómo explicar el coronavirus a los más chicos?

Un cuento, creado y diseñado por la maestra del Nivel Inicial IMVA, Lula Roma, comenzó a circular por las redes sociales. La narración apunta a explicarles a los más pequeños que es el coronavirus COVID-19 y algunas medidas para combatirlo.


En estos días, explicarles a los más chicos qué es un virus o bien, qué sucede en el mundo que se retira a sus hogares para permanecer al resguardo, suele ser una tarea complicada. Sobre todo porque los más chicos del hogar preguntan por todo. Les presentamos una posibilidad basada en un cuento escrito por la Maestra del Nivel Inicial, del Instituto Milenio Villa Allende, Lula Roma.

Este cuento parte desde comprender el pensamiento del niño en relación a la capacidad de entender este momento tan particular. Sobre las metas de esta historia, Lula Roma, quien ya ha escrito varios cuentos y tiene su propia edición presentada, dijo: “Busca dar respuesta a interrogantes que pueden surgirles a los chicos y a la vez expresa la paradoja de que ellos son quienes al final nos muestran a nosotros, los adultos, formas de vivir más amorosas y saludables”.

Este escrito nace pensando en todos los niños y niñas, para que supere las fronteras de nuestra propia comunidad educativa, para que sea compartido con todos. A su vez, incluye dibujos para pintar y un audio que ayuda a entender cómo contar el cuento, cómo narrarlo. Aquí, su versión completa.


Tenemos que quedarnos en casa, no es tan inusual para nosotros que pasamos mucho tiempo en casa después del cole. Aunque algunas cosas estos días han cambiado. Y dentro de mí surgen algunas preguntas. 

He escuchado varias veces la palabra virus y me pregunto, ¿qué es?

Mamá me contó que un virus es un organismo (esto quiere decir, algo que tiene vida) muy chiquito, tan chiquito que no podemos verlo con nuestros ojos. (Aunque yo sé que hay personas que pueden verlo con microscopios).

También dijo que es viajero (como mi tía Maca), aunque se ve que él viaja más rápido que los aviones, los autos y los trenes, que a veces tardan unas horas en llegar a donde quieren ir.  

Además, viaja buscando casa. Pero no le gusta cualquier casa… ¡Porque, Puaj! Ya entendí que es bastante, bastante sucio.   ¡Así que no quiero ni imaginarme su olor a pata! 

Aprendí que le gusta vivir en los cuerpos, y que su parte preferida son las manos. Al principio me pareció raro, ¿por qué no le alcanza con vivir en el suyo como a los caracoles? Aunque si lo pienso bien…  los caracoles viven en muchos sitios, llevando su casa consigo mismos. 

Así que bueno, se ve que a él también le dieron ganas de conocer muchos lugares. 

Papá me contó esto de que los virus no pueden vivir en lugares limpios. Mientras hablaba y lo miraba, pensé que no se parecía en nada a él, (a mi papá, digo), que siempre anda ordenando nuestra casa. Y ahora limpia más, mucho más. 

Ah, también hable con mi primo Manu, que me contó que está cocinando muchas galletas de avena con su mamá; él vive solo con ella y son un gran equipo. Me puso contento, porque también estos días aprendí con las tareas que me comparten del cole, que los alimentos nos protegen, y que, al estar fuertes, a los virus no les resulta nada fácil entrar a nuestros cuerpos. (Me hizo acordar al cuento que me enseñó la seño Nati, ese de los chanchitos y el lobo, porque por mucho que el lobo quiso, a la casa fuerte no puedo entrar). 

Ahora que me acordé de ese cuento, me dieron ganas de compartirlo con mi hermanita. ¡Es que le encantan los cuentos!Y como en casa estoy ayudando a cuidarla, voy a contárselo, ¡pero antes me voy a lavar bien las manos con agua y con jabón!

Y aunque todo está un poco extraño estos días, estoy tranquilo, porque mi familia también lo está. 

Algo que escuché y que me pone requete contento, es que parece ser que como muchas personas nos estamos quedando en casa al mismo tiempo, la tierra se está limpiando.  En el cole me enseñaron que ella también es nuestra casa, que todos y todas tenemos que cuidarla; cuando vuelva a clases voy a contarle a la seño esto.  Porque ya sé que se va a poner más feliz que una lombriz, como siempre dice. 

Ah…  y la abuela ayer, por teléfono le dijo a mamá, que esto iba a pasar. (¡Y le creo, porque mi abuela sabe un montón, y seguro la tuya también!)Además, pensé que sí, que tiene razón. Porque todo empieza y termina, así como el día pasa y se hace noche, o al revés, la noche pasa y llega el día. Bueno, me voy a jugar… pero ¡shhh! Antes te cuento un secreto… adentro de mi corazón sentí que no quería que todo todoooo volviera a ser como antes… Que ojalá cuando el virus encuentre esa casa que tanto anda buscando ya no nos necesite (y además pierda a la escondidas, porque si no salimos, no puede encontrarnos). Ojalá que por acá sigamos jugando y compartiendo, como estos últimos días, donde mamá y papá tienen mucho más tiempo para cuidarse, cuidarnos, cuidar a nuestro planeta.

Narración de seño Lula

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